9.04.2007

La Vals D'Amélie


Y vas muriendo lentamente por la calle una vez más, rodeado de gente pero igual de solo que de costumbre. Divagas. Has tomado más decisiones de las que te arrepentirás y tu futuro se desvanece se nuevo. Piensas en aquella vez que un desconocido te detuvo en la calle para pedirte que pensaras en lo maravillosa que era la vida y como hay muertes que no tienen sentido. ¿Te veías como hoy ese día?

Te acercas al metro, a lo lejos empiezas a distinguir la figura del anarquista al que siempre ayudas con unas monedas para sobrevivir. Lo saludas mientras sigues tu camino, quisieras hablar con él pero tu mente está muy llena de ideas y aunque muchas de ellas necesitan ser compartidas no lo haces, como siempre. Ya deberías estar acostumbrado y no sentir ese peso en el pecho de no poder decir todo en lo que estás pensando... todo lo que te preocupa. Entonces volteas a verlo de nuevo y te preguntas si en realidad sería peor vivir así.

Y de pronto algo cambia. Hay algo en el aire que hace que todo sea distinto, son notas musicales... notas que una tras otra parecieran aligerar la carga de ideas que estaban sobre ti. Iluminan el ambiente al caminar por el pasillo que lleva al andén. Los problemas se pierden... Definitivamente amas esta ciudad, con sus maneras misteriosas de brindarte ayuda.

Una sonrisa aparece en tu rostro y piensas en ella mientras caminas al ritmo del Vals D'Amélie.